Hacia una economía más virtuosa La economía de Nord-Pas-de-Calais se caracteriza por la implantación duradera de importantes sectores de actividad como la agricultura y sus derivados (actividad de brasero desde el siglo VIII), el textil y el comercio debido a su situación geográfica. La revolución industrial dio un impulso considerable a estas actividades tradicionales, y la presencia del carbón permitió el desarrollo de la industria pesada. Después de la Segunda Guerra Mundial, los centros de investigación no fueron reconstruidos para evitar la destrucción o apropiación de los descubrimientos en caso de conflicto y una cuarta ocupación alemana de la región. El final de los Trente Glorieuses coincide con el declive de las minas de carbón, que suministraban energía a la industria pesada de la región. Estas graves dificultades estructurales se suman a la crisis económica: De los tres grandes sectores que eran los pilares de su economía, el carbón, el acero, el textil, solo los dos últimos sobreviven todavía como pueden. La última mina de la región cerró en diciembre de 1990 y la siderurgia se trasladó de Sambre y Valenciennois, en la costa, a Dunkerque para utilizar el mineral traído de las antípodas. También se instalaron allí industrias petroquímicas. El sector textil se especializó y se automatizó para hacer frente a la importación de grandes series. El sector secundario sólo ocupa hoy en día al 33,8% de la población activa (28,9% en Francia). Sin embargo, su conexión con el noroeste de Europa le permite beneficiarse de los beneficios económicos de la puesta en servicio del túnel del Canal de la Mancha y del tren de alta velocidad (TGV).